Los fabricantes de software suelen ofrecer versiones de evaluación y/o de prueba de sus productos. Los términos se suelen utilizar libremente aunque generalmente pueden tener un significado diferente:
Versión de prueba: es una versión funcional de producto que funciona por un tiempo limitado
Versión de evaluación: para algunos fabricantes (especialmente de utilitarios) se refiere a que se puede descargar la versión funcional del producto y se parte de la buena fe del usuario para que pague los cargos correspondientes. Es decir, el producto no tiene un mecanismo para que funcione por un tiempo limitado.
Esto plantea un nuevo reto para la gestión de los activos de software ya que muchos de los paquetes de versiones de prueba no son identificables por defecto como tal – es decir, en una auditoría podrían pasar cómo versiones que se deben licenciar. Por lo tanto es importante documentar las instalaciones de estas versiones de prueba y proceder con su desinstalación una vez haya vencido el periodo de prueba.
En caso que no se haya desinstalado el producto y tenga una auditoría se recomiendan los siguientes pasos:
- Validar si el software está identificado en algún lugar como versión de prueba
- Tratar de ejecutar el programa. Si no abre es muy probable que se trata de una versión de evaluación.
- Compare fecha de instalación y fecha de último acceso. Aunque esto no garantiza que se trate de un software de prueba puede ayudar a detectar posibles escenarios de este tipo de instalaciones.